A la hora de empezar a realizar un entrenamiento debemos conocer y tener en cuenta una serie de conceptos básicos;
–Sexo.
–Edad.
–Estado físico.
–Lesiones y enfermedades.
–Otros factores externos (alimentación, trabajo, horas de sueño…).
Estos son algunos de los principales factores que nuestros entrenadores personales tienen en cuenta a la hora de realizar un análisis detallado del cliente.
Hoy hablaremos acerca de las mujeres, y como ha de comprenderse un ciclo de entrenamiento.
Como bien sabemos, las mujeres son muy diferentes a los hombres, y por tanto los entrenamientos han de ser completamente diferentes, e incluso tendremos en cuenta un factor tan importante como es el CICLO MENSTRUAL.
En función del periodo de la semana en la que nos encontremos, el trabajo en el entrenamiento va a variar; desde entrenamientos donde podemos trabajar la fuerza (durante la 3 semana del ciclo) hasta entrenamientos mas suaves y ligeros, con mínimas cargas, que debemos realizar durante la primera del ciclo.
Ya que no todas las mujeres responden igual a sus fluctuaciones hormonales,estos influyen de alguna u otra manera en el rendimiento y los resultados de un programa de entrenamiento.
Las hormonas (tanto del hombre como de la mujer) juegan un papel muy importante en el crecimiento muscular. Por ello los estrógenos y la testosterona juegan un papel fundamental en la hipertrofia de la mujer. Los estrógenos disminuyen los efectos de la testosterona y descentralizan la distribución de grasa preferentemente hacia la zona glúteo-femoral, mientras que los efectos de la testosterona en el músculo se magnifican con cargas mecánicas, promoviendo el anabolismo, tanto mediante el aumento de la tasa de síntesis proteica, como por la inhibición de la degradación de proteínas. Por otro lado, la hormona “progesterona” juega un papel muy importante de cara al incremento de la temperatura, actúa como agente antiinflamatorio, reduciendo los espasmos y relajando la musculatura. Ademas los bronquios se amplían y la mucosa es regulada.