CARDIO EN AYUNAS. ¿AUMENTA LA PÉRDIDA DE GRASA?
Levantarse de la cama y atarse las zapatillas tras 10-12 horas de ayuno es uno de los recursos
más utilizados cuando se aproxima el verano, y queremos sacar a relucir ese “six pack” que
llevamos dentro, pero ¿de dónde viene esta teoría tan llamativa? Y más importante aún,
¿qué dice la ciencia sobre ello?
Para salir de dudas, vamos a recurrir a una magnífica revisión científica que llevo a cabo Brad
Schoenfeld publicada en la Strength and Conditioning Journal en el año 2011; “Does cardio
after an overnight fast maximize fat loss?”
Fue en 1975, cuando Bill Phillips en su libro “Body for life” popularizó el uso de esta técnica.
Según este autor, 20 minutos de ejercicio en ayuno tenían un mayor efecto quemagrasas que
40 minutos de “cardio” con el estómago lleno. ¿En que se basó Bill Phillips para afirmar
esto? Su teoría afirma que en un estado normal, nuestro cuerpo extrae la energía de los
carbohidratos, por lo que si un sujeto entrena con los depósitos de glucógeno vacíos, su
organismo se verá obligado a metabolizar las grasas y sacar energía de ellas”
¿Es esto cierto?
Analizado de una forma tan simple dan ganas de salir a correr cada mañana sin ni siquiera un
café; sin embargo Brad Schoenfeld afirma que la ciencia no soporta este planteamiento.
Antes de nada, tenemos que tener en cuenta que las grasas no solo se oxidan durante el
ejercicio; el cuerpo humano está preparado para ser dinámico y continuamente está sacando
energía de ellas. Además, el uso de un sustrato u otro depende de muchos factores (secreción
hormonal, actividad enzimática, etc), y estos factores pueden cambiar en cada momento. Por
lo tanto, si queremos cambios en nuestra composición corporal debemos analizar el
metabolismo de las grasas a lo largo de todo el día, no solo durante nuestro entrenamiento.
Los estudios muestran que el flujo de sangre en el tejido adiposo disminuye a niveles más altos
de intensidad, por lo que los ácidos grasos libres quedan atrapados en las células de grasa
impidiendo su oxigenación durante el entrenamiento. Sin embargo, esta oxidación sí se
produce, y de una forma mucho más abrupta en las horas siguientes al entrenamiento. Es por
esto por lo que un HIIT (entrenamiento de alta intensidad) tiene mayor tasa de oxidación de
grasas que un entrenamiento más largo a baja intensidad.
El estudio de Horowitz y col. (1997): “Lipolytic suppression following carbohydrate ingestion
limits fat oxidation during exercise”
En este estudio se observó la respuesta quemagrasas de 6 sujetos moderadamente entrenados
en estado de ayuno y estado de saciedad con diferentes intensidades.
Método: Los sujetos rodaron en bici durante 2 horas a diferentes intensidades hasta en 4
ocasiones. Durante dos de las pruebas (baja intensidad y moderada intensidad), consumieron
HC de alto indice glucémico a los 30, 60 y 90 minutos de entrenamiento. Durante las otras dos
pruebas, los sujetos fueron sometidos a un ayuno de 12-14 horas antes del ejercicio y durante
el mismo.
Resultado: en las pruebas a baja intensidad se observa que los niveles de oxidación de las
grasas permanecen similares hasta los 80-90 minutos de ejercicio. Sólo en este punto la
oxidación de las grasas se declina a favor del grupo en ayuno. Al contrario, en las pruebas de
intensidad moderada, no hay diferencias entre ambos grupos en la oxidación de grasas en
ningún momento del entrenamiento.
El estudio de Febbraio y col. (2000): “Effects of carbohydrate ingestion before and during
exercise on glucose kinetics and performance”
Esta vez evaluaron la influencia del consumo de HCO (pre-ejercicio y durante el mismo) en la
quema de grasas. No encontraron evidencia de que el consumo de HC antes o durante el
ejercicio disminuyera la oxidación de la grasas.
El estudio de Lee y col. (1999): “The effects of various intensities and durations of exercise
with and without glucose in milk ingestion on postexercise oxygen consumption”
Lee y col. comparan el efecto lipolitico de un episodio de ejercicio realizado tanto en ayuno
como tras la ingesta de una bebida isotónica (BI).
Método: Los sujetos fueron 10 estudiantes que hicieron 4 rondas de ejercicios en orden
aleatorio el mismo día. Fueron estudiadas 4 situaciones:
– Baja intensidad y larga duración con BI
– Baja intensidad y larga duración sin BI
– Alta intensidad y corta duración con BI
– Alta intensidad y corta duración sin BI
Resultados: Los resultados mostraron que la ingesta de BI provocaba un mayor consumo de
oxígeno post-ejercicio comparado con el ejercicio realizado en ayunas tanto a baja como a alta
intensidad.
En esta revisión, Brad Schoenfeld también tiene en cuenta la localización del tejido adiposo
movilizado durante el entrenamiento. Durante el ejercicio de baja-moderada intensidad, la
contribución de grasa como energía suele ser de un 40-60% del total de la energía consumida.
En un sujeto desentrenado, un 50-70% de esta grasa proviene de los acidos grasos libres del
plasma, el resto, de los trigliceridos intramusculares (grasa intramuscular)
Lo que realmente nos interesa a nosotros es que la grasa intramuscular no tiene una
relevancia significativa en cuanto a salud o estética se refiere; es la grasa subcutánea del tejido
adiposo la que modifica nuestra composición corporal.
Por lo tanto, los efectos quemagrasas de cualquier estrategia fitness deben tener relación con
el tejido adiposo, no con la grasa intramuscular.
Otro factor que debemos tener en cuenta en el entrenamiento en ayunas, es el impacto en la
proteolisis (degradación de proteinas). Lemon and Mullin confirman que un estado de ayunas
acompañado de ejercicio cardiovascular degrada más del doble de proteínas que si ingerimos
HC antes del ejercicio cardiovascular, por lo que este tipo de técnicas será perjudicial para
aquellos que buscan aumentar el tamaño de sus musculos.
Finalmente, el efecto del ayuno en los niveles de energía durante el ejercicio es considerable.
Entrenar pronto por la mañana con el estómago vacío puede ser muy dificil para una persona
que entrene habitualmente a una intensidad moderada. Realizar un HIIT en estado de
hipoglucemia va a perjudicar nuestro rendimiento sí o sí.
A modo de resumen, y para sacar unas conclusiones claras, afirmaremos lo siguiente:
1. Los estudios científicos no respaldan la eficacia del entrenamiento en ayuno como
técnica para disminuir el % de grasa corporal.
2. El entrenamiento en ayunas tiene un gra efecto de degradación proteica que será
contraiindicado para aquellos que buscan hipertrofia en sus entrenamientos.
3. El entrenamiento en ayunas disminuye el rendimiento
4. Con un entrenamiento HIIT conseguirmos una mayor consumo neto de grasas
comparado con un ejercicio aeróbico prolongado de intensidad baja o moderada
Referencias:
– Schoenfeld B. Does cardio after an overnight fasta maximize fat loss? Strength and
Conditioning Journal; Feb 2011; 33, 1, 2011
– Horowitz JF, Mora-Rodriguez R, Byerley LO, and Coyle EF. Lipolytic suppression following
carbohydrate ingestion limits fat oxidation during exercise. Am J Physiol Endocrinol Metab
273: E768-E775, 1997
– Febbraio MA Chiu A, Angus DJ, Arkinstall MU and Hawley. Effects of carbohydrate
ingestion before and during exercise on glucose kinetics and performance. J Appl Physiol
89: 2220-2226, 2000
– Lee YS, Ha MS, and Lee YJ. The effects of various intensities and durations of exercise with
and without glucose in milk ingestion on postexercise oxygen consumption. J Sports Med
Physical Fitness 39: 341-347, 1999
– Lemon PW and Mullin JP. Effect on initial muscle glycogen levels on protein catabolism
during exercise. J Appl Physiol 48:624-629, 1980.